Recuperados donan plasma para regalar una segunda oportunidad de vida

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Rosiris Ortega  Octubre 14, 2020

Vicente Cartaya es un hombre de 53 años de edad, que vive en Los Teques, estado Miranda, y en julio pasado se le diagnosticó positivo para covid-19, pero fue hasta el 8 de agosto que superó la enfermedad contagiosa y desde entonces dos veces ha donado su plasma convaleciente para tratar a pacientes activos.

“Lo hago -donar- porque si Dios me dio oportunidad de vivir una segunda vez, entonces yo también le doy oportunidad a otros para que vivan y sanen gracias a mi plasma convaleciente”, comentó Cartaya que apretaba una y otra vez la esfera terapéutica que le asignan mientras una máquina extraía su sangre en la sala de donantes de plasma del Complejo Tecnológico Farmacéutico del Estado Venezolano (Quimbiotec).

Desde ese espacio, el hombre recuperado del coronavirus y gerente general de una empresa de laboratorios rememoró su paso por el Hospital Victorino Santaella, en Los Teques, donde pasó alrededor de catorce días hospitalizado en una sala aislada junto a otros diez compañeros de lucha, como él los llama.

“Fue un momento difícil porque vi entrar personas con dificultad respiratoria y en menos de diez minutos morían. Eso nos aterraba, yo llegué al centro médico casi con un infarto y no podía respirar. Hay cosas que recuerdo, pero la gran parte no sé dónde quedó, solo tengo grabadas las muertes y el cansancio de bajarme de la cama e ir al baño”, recordó Cartaya, quien de paciente pasó a ser ahora generador del anticuerpo IgG que ataca el SARS-CoV-2.

Rutinas comunes, requerían de un esfuerzo inmenso para el mirandino que nunca sabrá la forma en que se infectó, pero que al cuarto día de recibir tratamiento, comenzó a generar respuestas positivas en su organismo.

El pasado 8 de agosto, Cartaya se despidió del personal médico y de los nuevos amigos que la pandemia le dejó. “Varios salimos de alta ese día, sanos, y para no perder el contacto creamos un grupo de Whatsapp que se llama Los sobrevivientes”, dijo.  

Pidió mayor solidaridad con quienes padecieron el virus, y tratarlos como personas comunes porque “no somos monstruos, he sentido el desprecio e incluso el asco, de personas que consideré amigos. Pero los entiendo, es simple desconocimiento de esta nueva enfermedad”.

Comentó que por medio de un amigo radiólogo que conforma su grupo digital de batalla, se enteró de las donaciones de plasma convaleciente y desde entonces ha donado dos veces, con descanso de 25 días de por medio, tal como lo establece el protocolo sanitario.

Contó que el proceso es sumamente fácil y no implica dolor alguno, “solo duele el pinchazo de la vía y ya, estas entre media hora a 40 minutos conectado, es todo. Así ayudo a salvar otras vidas”.

Reiteró que seguirá donando hasta que se le permita o encuentre una vacuna. El hombre de 53, aseveró que aún le cuesta mantener una respiración estable, por lo que realiza caminatas de 30 a 40 minutos diarios para recuperarse de las secuelas del coronavirus.

“Admiro bastante a los doctores, porque ellos corren riesgo y aún así están al lado de uno para todo lo que se necesite, están allí al cien por ciento”, dijo.  

Cultura de donación

El caso de Heilly Molina, una abogada de 41 años de edad y trabajadora de una empresa estatal, es distinto al de Cartaya, pues relató que tras el descubrimiento de 45 casos en su lugar de trabajo, decidió hacer cuarentena y tratamiento en casa, donde días más tarde experimentó los primeros síntomas.

“No tuve dificultad respiratoria, pero sí presenté fiebre, me dolieron las piernas y rodillas, y al cuarto día perdí el gusto y el olfato, me di cuenta al cepillarme porque no sentí el sabor del enjuague bucal ni su olor. Me desesperé porque no quería que me hospitalizaran por mi pequeña hija”, narró Heilly.

Confirmó la noticia con la aplicación de una prueba que la llevó a aislarse de su familia en su propia casa. Su recuperación ocurrió entre los primeros días de septiembre, y desde ese momento, retomó su práctica como donante de plasma.

“Mi abuela sufría de una enfermedad que no le permitía coagular la sangre y desde 2007 yo fui donante de plasma para ella y para todo el que lo necesita. Ahora que he superado el covid-19 lo dono para que otros se puedan curar. Es necesario que hagamos de este acto generoso, una cultura del día a día”, reflexionó.

Molina aún lidia con las consecuencias de su contagio, pues, sabores como el de su dulce favorito: el chocolate, aún no lo disfruta ya que aseguró que aunque puede distinguir entre sabores y aromas, ya no goza de la misma intensidad.

“Hago terapias entrenando mi olfato y gusto para poder disfrutar como antes, aunque creo que nada es igual que antes”, recalcó.

Procesos para donar plasma convaleciente

El plasma convaleciente concentra un grupo de anticuerpos que se produce en la última etapa de una infección y estos pueden permanecer por meses e incluso años, en el sistema inmune de una persona que estuvo previamente contagiada con un virus.

La presencia de estos anticuerpos IgG contra el SARS-CoV-2 se determinan mediante una prueba de serología para confirmar que el paciente tuvo el virus, además de constatar que esté libre de enfermedades contagiosas como Hepatitis B y C, Chagas, Anti-core VDRL, HTVLI y HTVLII.

“Ese plasma convaleciente es transfundido con anticuerpos IgG a pacientes con covid-19 que no han podido superarlo. El proceso se realiza con la Máquina de Plasmaféresis, que luego de tomar al donante una vía de punción, extrae la sangre completa con glóbulos rojos, blancos y el plasma”, detalló Gracia Trujillo, gerente de Abastecimiento de Quimbiotec y encargada de contactar, seleccionar y tratar con los donantes.

La técnica de extracción del plasma dura un aproximado de 45 minutos y tiene dos fases: una sólida de glóbulos y otra líquida que es el plasma. La máquina separa cada fase para obtener en cada ciclo entre 150 a 200 mililitros (ml), para luego completar en cuatro ciclos una bolsa de 800 ml por paciente, según su capacidad, indicó Trujillo.

“La máquina finaliza sus ciclos y mediante la aplicación de solución fisiológica de 500 hasta 1000 cc para el donante, se les devuelve la fase sólida -glóbulos- y en cuatro horas, puede recuperar el plasma extraído”, precisó.

Parte del proceso para donar lo hace Gracia, contactando a los posibles donantes vía telefónica para verificar datos y que tengan los requisitos necesarios para luego acordar una cita que puede darse en la sede Quimbiotec, ubicado en el estado Miranda o en el Banco Municipal de Sangre, en Caracas.

“El límite de donación de plasma por paciente era de 25 días como lo establece el protocolo pero lo hemos bajado a 15 días, siempre y cuando mantenga el anticuerpo”, resaltó.

Una bolsa de 800 ml puede tratar entre dos a tres pacientes con Covid-19, dependiendo de la cantidad donada y posteriormente transfundida, agregó Trujillo, quien instó a las personas que han padecido el virus y a la sociedad, a seguir cultivando la conciencia y cultura de donantes, para ayudar a otros.

“Desde el primer llamado de Quimbiotec en julio pasado a donar el plasma convaleciente, 45 personas han atendido la solicitud. Algunos han repetido, como tres personas que vienen siempre”, comentó.